domingo, 12 de mayo de 2013

Restaurante Marroncín

RESTAURANTE MARRONCÍN 

Las Mestas (Concejo de Cangas del Narcea)
Teléfono 985811051

Ese fin de semana nos acercamos hasta Cangas del Narcea con la disculpa de subir a Leitariegos y empezar la temporada de nieve. Íbamos con la idea de comer el célebre pincho del Restaurante Blanco, el mejiblanco, sin embargo, pese a lo que nos habían dicho, para esas fechas no los habían hecho.

Salimos de Cangas dirección a Leitariegos sin pensar en donde podíamos comer. De repente, se nos ocurrió probar en el Restaurante Marroncín, situado a unos 7 km de Cangas del Narcea, y con fama de ser uno de los mejores y más caros. Una vez llegados a Las Mestas, se divisa fácil, queda a mano derecha nada más cruzar un pequeño puente sobre el rio Narcea.

El local presenta aparcamiento propio donde, sin ser muy grande, se aparca bien. A la entrada del bar, se divisa a mano derecha un comedor, no muy grande pero coqueto, rodeado por grandes vidrieras que le dan gran luminosidad, y con una chimenea al fondo.


Para comer, íbamos sin referencias, pero el servicio es muy agradable y atento y rápidamente nos entendimos. Aprovechamos que eran las jornadas de la caza y que la carta iba fundamentalmente diseñada con esta materia prima, para probar cosas a las que no estamos acostumbrados. De entrante, pedimos una ración de croquetas de cecina. Estaban muy ricas, con la bechamel en su punto, el sabor a cecina intenso pero no excesivamente cargado, y crujientes.


Detrás, pedimos un plato cada uno. Hubo una del grupo, poco aficionada a la caza y menos a probar platos nuevos, que rápidamente se decantó por una ración de pote de berzas. Estaba bien, rico y abundante, pero uno no viene a este sitio a comer pote de berzas, así que no perderemos más tiempo en este plato.

El primer plato que degustamos y, a la postre, el que más nos gustó, fueron los cachopos de jabalí con queso de Xenestoso al Oporto. Impresionantes. La carne de jabalí era manteca, bien limpia, sin un solo huesín o nervio que tuviésemos que eliminar. El relleno del cachopo era un queso que casaba muy bien, con un sabor suave que no mataba el de la salsa de oporto o el de la carne de jabalí. Iba acompañado de unas patatas paja caseras, que le daban un punto al plato.



A continuación, pedimos unas chuletitas de corzo con salsa de arándanos y puré de castaña. Todo sea dicho, las chuletitas de cordero no es algo que me gusten mucho, es un plato que no me da mas pero he de reconocer que este plato me llamaba la atención. La ración no es muy grande, pero es muy sabrosa, es un tipo de carne que con apenas un cacho, te llena la boca de sabor. Merece la pena


También probamos el jabalí con castañas al estilo de Cangas. De todos los platos, sin duda, era el que tenía un sabor más fuerte, mucho más próximo a lo que es la caza de toda la vida. Era una buena ración, con una carne limpia, sabrosa y con textura, acompañada por unas castañas guisadas que se deshacían en la boca y le daban un contraste al guiso excelente.



De postre, una tarta de castañas excelente, de los mejores postres que he tomado en mi vida, con un helado de leche merengada casero del que aún me acuerdo. El requesón con higos también estaba muy bueno.

En resumen, un sitio diferente para recrearse, con excelente calidad en sus platos y a un precio más que razonable (pagamos 74 € entre los cuatro, eso si, solo uno tomó vino). Muy recomendable si buscas algo diferente, de calidad y a un precio razonable. Yo repetiré seguro.

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