PARRILLA CASA VICENTE
El suroccidente asturiano es una de las zonas más castigadas por la emigración y muchos pueblos sufren sus consecuencias. La mayoría de los bares-tienda han ido cerrando pero aún hay un reducto de ellos que han sabido amoldándose a los nuevos tiempos y siguen siendo un referente en la zona. Este es el caso de nuestro local de hoy: la parrilla Casa Vicente.
No está muy lejos de la capital tinetense, sólo hay que coger la carretera que lleva de Tineo al pueblo de Gera y, en apenas 9 km, se divisa al lado de la propia carretera en el pueblo de El Peligro. Es una casa grande, con un pequeño bar a la entrada y un comedor muy familiar al fondo.
La fama de este bar le viene por la parrilla que hacen los sábados para cenar u otros días por encargo. Nosotros como no reservamos, decidimos improvisar y ponernos en manos de su dueña, atenta donde las haya, y ver que nos ofrecía.
De entrante, nos ofrecieron una bandeja grande con chorizo y un jamón serrano de la casa. Muy bueno todo y, si encima, lo acompañas con un buen pan de fogaza, la cosa ya es para morirse de placer.
Tras esos entrantes, llega el primer plato contundente: el pote de berzas. Muy bueno de sabor, con un toque picante y buena proporción patatas-berza-caldo. El compango de cine, todo casero. Un buen pote para los que seáis aficionados a él.
Después nos pusieron unas costillas de cerdo con criollos, patatas y ensalada, "a la voluntad", como dicen allí. Iba sacando bandejas de costillas poco a poco, mientras las íbamos comiendo para que no se enfriasen. Las costillas estaban muy buenas, con buen corte (nada de esos mazacotes que te sirven en muchos sitios) y hechas en su punto. Muy recomendado.
Al acabar esto, nos pusieron un rollo de ternera y verduras con cebolla caramelizada, que estaba tremenda. Con esta cocina tan casera es inevitable recordar la que nos preparaban las abuelas allá en nuestra infancia.
De postre nos ofrecieron tarta de nata con fresas o tarta de queso. Nos decantamos por la primera de ellas y no fallamos, Base de bicocho, con nata y fresas. Muy muy buena y recomendada.
Luego, café de puchero y chupitos, todo ello por 14 €. Vamos, regalado. Máxime si tienes en cuenta que no sólo lo bueno que estaba todo, sino que encima te ofrecían la posibilidad de repetir de todo. Sitio recomendado para darse un homenaje con comida casera típica asturiana. Volveremos
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